19 septiembre 2014

Sesión de Juego. Descent 2ªEdición. El Castillo de Daerion.

Nueva sesión de juego, en la que nuestros héroes continúan sus aventuras a través del reino de Terrinoth y que les llevará hasta el Castillo de Daerion.
Una vez allí tendrán que hacer frente a las embestidas del Señor Supremos y sus secuaces.




EL CASTILLO DE DAERION.

Nada más llegar a las tierras próximas al Castillo de Daerion, nuestros héroes favoritos son advertidos de las intenciones de los secuaces del Señor Supremo de asaltar el castillo.

El grupo se pone manos a la obra, e intenta abrirse paso a través de las ordas de Zombies y Moldeadores de Carne, que intentan evitar que puedan dar aviso a los centinelas del castillo.

Los héroes consiguen poco a poco abrirse paso a través de oleadas de ataques, sangre y vísceras que saltan por doquier, mientras estos van encendiendo las distintas almenaras y protegiendo a los pobres aldeanos, que van de un lugar a otro, sin saber muy bien que ocurre.

Los vástagos del señor Supremos consiguen asesinar uno de estos aldeanos, pero no es suficiente, pues los heroes por fin se hacen con el control de las almenaras y avisan al castillo.

Una vez en su interior, los mandobles, los golpes y los gritos son la sinfonía que mas puede oírse a través de las viejas escaleras, que dan acceso a la sala del Trono, en donde Sir Palmamon, señor del castillo, se ha hecho fuerte e intenta resistir el ataque de los monstruos y del propio Sir Alric Farrow, procedentes del laboratorio.

Los Zombies intentan aguantar el tiempo suficiente, para que un Ettin y el propio Farrow, acompañado de varios Moldeadores de Carne, acaben con Sir Palamon.

La batalla es larga y dura, los dos primeros intentos de Sir Palamon de convocar a los Milicianos tiene éxito, por lo que el optimismo en el bando de los héroes se hace evidente, pero en ese momento, no eran conscientes del desastre que estaba a punto de caerles encima.

El Ettin golpeaba con dureza una y otra vez, reduciendo el aguante de Sir Palamon hasta lo inaguantable, ademas Farrow también ofrecía su parte.

Fruto de la tensión, Palamon fallo por dos veces, en el intento de convocar más milicianos y ya, cuando los héroes llegaron a la sala del trono, era demasiado tarde, entre agonía y sufrimiento Palamon cayo a suelo y los secuaces del Señor Surpremo se llevaron la victoria.


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